Quizá no lo veas, pero la industria de la moda puede resultar altamente contaminante y más con nuestra rutina de compras desmedidas a fin de seguir el ritmo de las tendencias “fashionistas”. En este sentido, algunas empresas y figuras destacables están dando el giro de tuerca demostrando que la sustentabilidad puede llevarse bien con las pasarelas.
Stella McCartney comenzó, desde el 2001, con una campaña que demuestra un perfecto equilibrio entre la ética y la alta moda en donde su marca, es conocida por ser la primera en la industria de la moda de lujo en no utilizar cuero animal, plumas, pieles o pieles.
Desde entonces y hasta ahora, las prendas firmadas por Stella McCartney han evolucionado al grado de ser manufacturados con materiales alternativos libres de crueldad, innovación en procesos, ambiciones circulares, prácticas regenerativas y bienestar comunitario.
Stella McCartney con ambiciosos objetivos
Pero, esto no es todo, McCartney no se conforma únicamente con que su marca sea sostenible, la diseñadora y empresaria aboga por cambios en la política y regulaciones para incentivar negocios sostenibles y la descarbonización de la industria de la moda.
Su objetivo es alcanzar cero emisiones netas para 2040, lo que incluye reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 75% para 2030 y cortar las emisiones de su cadena de suministro en un 46.2% para la misma fecha.
El juez por su casa comienza
McCartney es ejemplo de que estos ambiciosos objetivos son alcanzables, en 2022, su logró disminuir sus emisiones operacionales en un 76%, aumentó sus sitios con energía renovable al 68% y redujo las emisiones de Alcance 3 en un 22%, poniéndola en camino de alcanzar su meta para 2030.
La hija del legendario Paul McCartney está trabajando en tecnologías avanzadas, incluyendo el uso de enzimas para descomponer residuos plásticos y convertirlos en material reciclable. En 2022, lanzaron su primer producto completamente circular con Econyl, que es 100% nylon regenerado de desechos pre y post-consumo. Además, colaboró con Protein Evolution desarrollando un poliéster biológicamente reciclado y “infinitamente reciclable”.