Quizá no el 2020, pero muy seguramente tu y yo en el futuro muy, muy cercano conduciremos un automóvil, SUV, Pick up, motocicleta, todo terreno o scooter eléctrico.
Son muchas las marcas que apuntan al año 2025 como epicentro de sus planes de electrificación para que un importante porcentaje de sus ventas de vehículos nuevos sean eléctricos.
En los últimos años el lenguaje periodístico automotriz ha evolucionado de una forma vertiginosa, hoy ya no hablamos -desgraciadamente- de cromo y metal; hoy los automóviles compiten básicamente por ser los más seguros, los más tecnológicos, autónomos y por supuesto ecológicos.
Y quizá hoy veas lejano el día en que cambies la gasolinera por la electronería (nueva palabra en español que se creó para definir las estaciones de servicio que dispensan energía para recargar las baterías de los automóviles eléctricos) pero te aseguro, es más casi te puedo apostar que el cambio llegara y te lo digo de nuevo para ti y para mí.
Pero te doy argumentos… El precio del auto eléctrico se igualará a su similar con motores a gasolina o diésel en menos de cinco años. Los más optimistas incluso hablan de que esto será una realidad antes, en 2021.
Y esto tiene una lógica, ya que, a mayor producción, menor costo
Sobre todo, hay que tener en cuenta que hoy en día las marcas ya lanzan sus nuevos vehículos preparados para equipar los distintos sistemas de propulsión aprovechando la misma plataforma.
Un ejemplo es el nuevo Peugeot 208 o la multipremiada Plataforma MQB de Grupo Volkswagen, que no tienen una carrocería diferenciada para la versión eléctrica, lo que abarata los costos de producción. Aquí tienes, por ejemplo, los coches eléctricos más baratos del mercado.
Las previsiones actuales aseguran que, de los 2 millones de coches eléctricos vendidos en todo el mundo en 2019, pasaremos a más del doble en 2020, y a unos 12 millones en el año 2025.
Estas alzas en ventas no son coincidencias o moda, sabemos que en esta vida nada es gratis.
El aumento en penetración de los automóviles eléctricos va de la mano con el aumento en la autonomía, es decir cuántos kilómetros podemos recorrer sin necesidad de enchufarnos a la corriente eléctrica.
Y es que el principal problema con el que se encontraban los automóviles eléctricos era su limitada autonomía, pero esto se ha ido resolviendo.
Por ejemplo, el Volkswagen ID-3 próximo a salir a venta y que presume ser el eléctrico más accesible se ofrecerá con tres tipos de batería, y con autonomías que parten desde 330 hasta 550 km.
Y qué decir de BMW que prometieron para el año 2030, habrán doblado la autonomía de las actuales y se cargarán en pocos minutos.
Y si los cables te molestan Hyundai y KIA presentaron un innovador concepto de sistema de carga inalámbrica para vehículos eléctricos con el Sistema Automatizado de Valet Parking (AVPS). El cual funciona de la siguiente manera:
Imagina que vas al centro comercial, ahí te bajas en la entrada, el vehículo toma el mando y de forma autónoma busca un lugar de recarga, una vez que tenga carga completa, de nueva forma, autónoma se traslada a un lugar de estacionamiento tradicional para dar oportunidad al siguiente vehículo a que se recargue.
Tu terminas de hacer tus compras, de tomar un café de ir al cine y con tu smartphone lo llamas y tu auto llega a ti. ¡Genial no!
Pero hay más… el mundo nos necesita, lo estamos asfixiando
Otro de los puntos que pueden decidir la balanza hacia los vehículos eléctricos, para todos aquellos abanderados de la ecología.
Porque se podrá discutir sobre si realmente un vehículo eléctrico contamina menos, y cuánto, si consideramos el ciclo total de vida, contando la fabricación del vehículo y de la batería.
Pero no se puede negar que al menos con un automóvil eléctrico nos movemos con cero emisiones locales.
Otro tema es la fuente de energía utilizada para la obtención de la electricidad con la que recarguemos las baterías, aunque siempre existe la posibilidad de que esa electricidad también sea “verde”.
No hay discusión. Lo valorarás más o menos, pero el que prueba un vehículo eléctrico difícilmente olvida la sensación.
La ausencia de ruido y el empuje casi instantáneo que proporciona el motor eléctrico transmiten una experiencia única, mucho más relajante y placentera que conducir uno con motor de combustión.
Pero como siempre, el gusto se rompe en géneros… y que comiencen las apuestas.