Imagina esta cifra, en dólares: $20,604,600,000,000,000,000,000,000,000,000,000. Esta es la multa -impagable- es la que Rusia considero “justa” luego de que Google se negara a restaurar las cuentas de YouTube de medios rusos, medida ordenada por el tribunal ruso en medio de un conflicto legal que lleva años en proceso.
Esto, de acuerdo con medios oficiales rusos no tiene nada que ver con una venganza o bien como propaganda, sino obedece a un cálculo “basado en una penalización acumulativa que duplicaba su valor semanalmente, hasta alcanzar la cifra astronómica de decillones de dólares”.
Aunque la multa no puede hacerse efectiva, la acción destaca la frustración de Rusia con las plataformas de tecnología occidentales y las restricciones impuestas a sus medios.
Para el Kremlin, esta sanción es un intento de afirmar su soberanía digital y expresar su descontento ante lo que considera una censura política en las redes globales.
Para verlo en otra perspectiva, la cifra de $20.6 decillones de dólares impuesta como multa es tan inimaginable que, en comparación, supera el Producto Interno Bruto (PIB) mundial, estimado en aproximadamente $105 billones de dólares, por muchos órdenes de magnitud.
En una reciente reunión de accionistas de Alphabet, el CEO Sundar Pichai abordó los desafíos legales en curso en Rusia, indicando que, aunque la empresa considera que el impacto de esta multa es “insignificante” en su posición financiera, las presiones regulatorias aumentan las tensiones en torno al control de contenido.