¿Recuerdas qué has hecho en los últimos 15 años de tu vida? Nissan sí… Dominar las ventas en el mercado mexicano.
Y si bien, otros competidores están aumentando su participación y con ello, reduciendo el margen que los separa de Nissan, la firma japonesa aún puede presumir el título de ser la campeona absoluta en ventas en México.
La clave del éxito
En este sentido, José Román presidente y director general de Nissan Mexicana, NIBU e Infiniti atribuyó esta hegemonía en ventas gracias a las “incontables horas de trabajo, esfuerzo y compromiso”.
Sin embargo, ha llegado el momento de aflojarnos las corbatas, aventar los tacones, olvidarnos de las cifras y sobre todo dejemos de pensar por un momento en la electrificación y las emisiones y démosle paso a la diversión, porque como parte de estos 15 años dominado las ventas, Nissan metió a pista a uno de sus vehículos más icónicos, el Nissan Z que esta estrenando generación y que por fin pudimos sentirlo en pista.
Y sí Nissan, en esta generación simplificó las líneas de diseño e incluso se olvidó de los números y únicamente lo nombre “Z”, sin embargo, no debemos de confundirnos, en esta séptima generación, hace gala de la experiencia reunida a través de los años y esto se ve reflejando de inmediato en un biplaza que responde gallardamente, aun y en las condiciones más exigentes.
En cuanto a diseño, Nissan Z parece que a manera de tributo tomó parte de lo mejor de sus predecesores. Su estilo envuelve cierto sabor retro/modernizado, con una silueta indudablemente inspirada en el 240Z, el modelo con el que comenzó con esta gloriosa historia en los años 70.
Los faros, tiene cierta inspiración en el Datsun, sin embargo, su forma como de ojo, encapsula y condensa la iluminación para mejorar su operación, pero la declaración más firme de orgullo al pasado está en la parte trasera, con su panel horizontal de calaveras inspiradas en el 300ZX.
Sobre la pista nos encontramos con motor V6 twin turbo de 3.0 litros, de 400 hp y 350 lb-pie, el mismo que portan la gama deportiva de Infiniti, así que sin en infiniti se comporta de maravilla, ahora imagínate en este el biplaza, que es más pequeño y ligero. Sobre báscula marca tan sólo llega a los 1,601 kg.
Para no defraudar a nadie Nissan Z llega con la opción de dos transmisiones, una manual de seis cambios o una nueva automática de nueve velocidades. La caja manual llega como era de esperarse con cambios cortos y preciosos y, por otro lado, la caja automática se encarga perfectamente de cualquier condición de manejo, exprimiendo cada caballo de potencia.
Toda esta potencia se controla gracias a la geometría de suspensión que fue meticulosamente revisada, en la que se incluyeron mejores amortiguadores, frenos más capaces y neumáticos más anchos al frente y un nuevo sistema de dirección.
En pista pudimos comprobar que el Nissan Z fue construido para entusiastas que gusten de circuitos ratoneros, con curvas y trazados exigentes. Para mayor control la dirección endurece dependiendo de la velocidad.
En el interior también convive la modernidad con una pantalla de ocho pulgadas y un cluster digital, pero también lo clásico con medidores análogos al centro del tablero que nos indican la presión del su velocidad de giro y el voltaje de la batería. ¿Necesario? Quizá si eres piloto profesional y quieres exprimirle todo el potencial, sin embargo, si tu manejo es más bien lúdico, creme que lucirá muy bien.
En este mismo renglón, en el de la cabina nos encontramos con una calidad bastante buena que no persigue ninguna pretensión premium, pero que no deja descubierta ninguna zona.
El Nissan Z únicamente cuenta con asientos delanteros. La posición de manejo es baja, los controles están en el lugar correcto y la visibilidad es buena, aunque con ciertas restricciones hacia atrás por la misma naturaleza de un coupé.
Y si ya quieres correr por el tuyo, el precio es el mismo para las dos versiones. La denominada como Touring con transmisión manual o con transmisión automática, ambas opciones tienen el mismo costo de $1,349, 900
