McDonald’s deja de lado a su grotesco payaso (al menos para nosotros) y lanza una campaña que muestra la realidad de los festejos de año nuevo, en la que los productos de la marca se convierten en el mejor remedio para curar los excesos de alcohol que se vivieron una noche antes.
Esta campaña esta orientado al mercado de Nueva Zelanda y vemos a un grupo de personas que festejaron -como se debe- el inicio del año nuevo; sin embargo, tiene su debida consecuencia.
Esta realidad es la nueva moneda de cambio en las historias publicitarias que buscan mayor identificación con los consumidores, pues determinan cada vez más el interés que juegan las marcas para entender de mejor forma el rol del mercadólogo.
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