La prohibición de la venta de vehículos de combustión interna (VCI) ya comenzó, con numerosos países y estados adoptando legislaciones para limitar o eliminar su comercialización en las próximas décadas.
Esta transformación no solo busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también impulsar la transición hacia tecnologías más limpias, como los vehículos eléctricos (VE) y los híbridos enchufables (PHEV). Sin embargo, esta decisión tendrá repercusiones profundas en la industria automotriz, afectando tanto a los niveles de contaminación como al panorama competitivo entre marcas.
Principales mercados que han prohibido los vehículos de combustión
- Unión Europea (UE)
La Unión Europea lidera esta transición con su meta de prohibir la venta de vehículos nuevos de combustión interna para 2035. Esta decisión permea a todos los 27 estados miembros y forma parte del plan “Fit for 55”, que busca reducir las emisiones netas de carbono en un 55% para 2030.
- Reino Unido
El Reino Unido se adelantó incluso a la UE, anunciando que prohibirá la venta de vehículos de combustión para 2030, con una extensión hasta 2035 para los híbridos enchufables.
- Estados Unidos
Aunque no existe una legislación nacional, varios estados clave tomaron la delantera:
California: Prohibirá la venta de VCI nuevos para 2035.
Nueva York y Massachusetts: Adoptaron legislaciones similares.
- China
China, el mayor mercado automotriz del mundo, planea eliminar gradualmente los vehículos de combustión para 2035, permitiendo únicamente vehículos eléctricos e híbridos enchufables.
- Japón
El gobierno japonés fijó el objetivo de prohibir los VCI nuevos para mediados de la década de 2030, favoreciendo los híbridos y eléctricos.
- Canadá
El país adoptará una prohibición nacional de los VCI nuevos para 2035, similar a la de California y la UE.
- Noruega
Noruega es el líder mundial en adopción de vehículos eléctricos, con la meta más ambiciosa: eliminar la venta de los vehículos de combustión nuevos para 2025.
- India
Aunque más flexible, India también apunta a eliminar los vehículos de combustión para 2040, en especial en ciudades principales.
- Corea del Sur
Corea del Sur busca que todos los vehículos vendidos sean eléctricos o de hidrógeno para 2035, reduciendo gradualmente los modelos de combustión.
- Latinoamérica
En la región, países como Costa Rica lideran con el objetivo de eliminar los VCI para 2035, mientras que Chile apunta a una prohibición total para 2040.
Repercusiones en la Contaminación
La eliminación gradual de los vehículos de combustión interna podría reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la calidad del aire. Algunos beneficios incluyen:
Reducción de CO2: Los vehículos de combustión son responsables de aproximadamente el 20% de las emisiones globales de CO2. La transición a la tecnología eléctrica puede disminuir este porcentaje drásticamente.
Mejor calidad del aire: Las ciudades con alta densidad vehicular, como Nueva Delhi o Los Ángeles, podrían experimentar menos problemas de salud relacionados con la contaminación.
Reducción de la dependencia energética: Los países importadores de petróleo pueden reducir su dependencia al migrar a tecnologías eléctricas o de hidrógeno.
Sin embargo, también existen desafíos:
Impacto en la red eléctrica: La adopción masiva de VE requerirá una infraestructura robusta para la generación y distribución de electricidad.
Contaminación por baterías: La producción y desecho de baterías de litio podría generar problemas ambientales si no se gestiona adecuadamente.
Impacto en las Marcas Automotrices
La transición hacia los VE y PHEV no afectará a todas las marcas de la misma manera. Algunas estarán mejor posicionadas para aprovechar las oportunidades, mientras que otras podrían enfrentar dificultades significativas.
Marcas Beneficiadas
Tesla: Como líder del mercado de VE, Tesla se encuentra en una posición privilegiada para capitalizar esta transición. Su experiencia y tecnología avanzada le dan una ventaja competitiva.
BYD: La empresa china ha invertido significativamente en VE y baterías, posicionándose como uno de los mayores fabricantes de vehículos eléctricos del mundo.
Volkswagen: La marca alemana hizo un significativo cambio estratégico hacia los VE, invirtiendo miles de millones en su plataforma MEB y modelos como el ID.4.
Hyundai y KIA: Ambas compañías surcoreanas están apostando por vehículos eléctricos e incluso explorando el hidrógeno como alternativa.
General Motors: GM anunció su compromiso de convertirse en una marca 100% eléctrica para 2035, con modelos populares como el Chevrolet Bolt y el GMC Hummer EV.
Marcas Perjudicadas
Toyota: Aunque líder en híbridos, su lenta adopción de los VE podría ponerla en desventaja frente a competidores más agresivos en electrificación.
Ford: Aunque está invirtiendo en modelos eléctricos como el Mustang Mach-E, su dependencia de los camiones de combustión podría complicar su transición.
Stellantis: La fusión de Fiat-Chrysler y PSA enfrenta desafíos en la electrificación, especialmente en mercados como Estados Unidos.
Marcas de lujo tradicionales (BMW, Mercedes-Benz): Aunque están avanzando hacia los VE, todavía dependen significativamente de motores de combustión en su gama de modelos de lujo.
Fabricantes emergentes de combustión: Empresas más pequeñas que aún no han adoptado la electrificación enfrentarán dificultades para competir en un mercado electrificado.
El fin de los vehículos de combustión interna representan una transformación radical para la industria automotriz. Si bien países y estados están adoptando esta medida para reducir emisiones y combatir el cambio climático, las implicaciones económicas, ambientales y tecnológicas son profundas.
Marcas como Tesla, BYD y Volkswagen probablemente saldrán beneficiadas, mientras que gigantes como Toyota deberán acelerar su electrificación para mantenerse competitivos. Al mismo tiempo, la transición presenta desafíos importantes, desde la infraestructura energética hasta la sostenibilidad de la producción de baterías.
Con la fecha límite acercándose rápidamente, el éxito de esta transición dependerá de una colaboración efectiva entre gobiernos, fabricantes y consumidores.