Luego de una intensa investigación, la Unión Europea llegó a la conclusión que el gobierno del Gobierno chino, encabezado por Xi Jinping no juega limpio ya que ha estado otorgando subvenciones con el fin de desestabilizar el mercado internacional.

Ante esto, Europa reaccionó y aprobó un impuesto extra del 38% a los vehículos chinos y fabricados en aquella nación que sean importados a todo el territorio que comprende el viejo continente.

Las condiciones preferentes de China como una mano de obra barata y experimentada, así como agresivas subvenciones, atrajeron a numerosos fabricantes a montar plantas en aquella nación, tal es el caso de Volkswagen, BMW o Mercedes Benz o Tesla por mencionar algunos ejemplos.

Ahora estos fabricantes se encuentran en una encrucijada, toda vez que se espera que China tome repercusiones espejo ante estos aranceles.

Smart, marca del conglomerado Daimler, reacciona y si bien, su presente y futuro estaban asentados en China, incluso el 50% de su capital pertenece al Grupo -asiático- Geely, está dispuesta a regresar a Europa.

Si bien en México los productos Smart dejaron de tener presencia, con la nueva era de la marca, era posible volverlos a ver de este lado del continente. La compañía apuesta por la movilidad eléctrica. Sus precios, sin ser excesivamente baratos, son competitivos, pero una subida en los aranceles podría causar un efecto mariposa descontrolado que suponga un considerable aumento en las tarifas y, por lo tanto, una pérdida competitiva con respecto a otros fabricantes.

En este sentido Dirk Adelmann, director ejecutivo de Smart en Europa, precisó en entrevista con el medio informativo Autocar que podrían barajar la opción de fabricar fuera de China para evitar las sanciones.

El jefe de la región no quiso especificar un escenario concreto, pero adelantó que Daimler y Geely ocupan una gran parte del mapa global con fábricas en diferentes puntos.

Los aranceles europeos podrían tener a su primera víctima: Smart

COMPARTIR