Antes que el Leon, Ibiza o Ateca, el SEAT 600 fue el pilar de la compañía, un modelo que cumple 60 años. El 27 de junio de 1957 se matriculaba la primera unidad de un vehículo que, hasta la llegada del Ibiza, fue el más icónico de la marca.
Siete años después de la fundación de SEAT, y tras el lanzamiento de un modelo para las clases acomodadas como el 1400, el 600 significó una auténtica revolución. Pensado para la emergente clase media del país, rápidamente se convirtió en un éxito.
Para dar respuesta a la alta demanda, SEAT multiplicó progresivamente la producción y pasó de 40 coches diarios a principios de 1958 a 240 a finales de 1964. Estas cifras, récord en la época, quedan lejos de los 700 Ibiza que SEAT fabrica hoy cada día. Entre 1957 y 1973, SEAT vendió 794,406 unidades del 600.
El precio de partida del 600 en 1957 era de $65,000 pesetas de la época (equivalentes a más de $20,000 dólares de hoy), 3.5 años del salario medio de entonces de la población española. La industrialización del modelo supuso una revolución del sistema de producción, generó una potente industria auxiliar en España y permitió hacerlo más asequible.
Así, el 3 de agosto de 1973, cuando se fabricó la última unidad del 600, el vehículo costaba 77,291 pesetas (unos $8,000 dólares de hoy), el salario medio de 9 meses de la época.
Aunque se vendía casi exclusivamente en España, el 600 fue el primer modelo que SEAT exportó. En 1965, llegó a Colombia y, a continuación, a países como Finlandia, Bélgica, Dinamarca, Países Bajos o Grecia.
SEAT exportó alrededor de 80,000 unidades del 600, apenas un 10% del volumen total del modelo. En cambio, hoy SEAT exporta el 81% de sus vehículos a más de 80 países y es el primer exportador industrial de España, con alrededor de $7,000 millones de dólares anuales.