Sabemos que los recursos económicos no son un problema para el excéntrico empresario Elon Musk, de hecho, desembolsó de su propio bolsillo a estratosférica cantidad de $130 millones de dólares para la campaña del ahora presidente electo Donald Trump.
Con esta inversión Elon Musk “compro” o, dicho de otra forma, garantizo su influencia al interior de la oficina Oval, sin embargo y como ya lo habíamos mencionado en anteriores ocasiones, esta relación tan cercana entre el CEO de Tesla y el presidente electo de los Estados Unidos no agrada del todo a una célula de los inversionistas.
Elon Musk como CEO y dueño mayoritario de Tesla no tiene un salario fijo, sino una especie de “jugoso” bono anual que le es otorgado solo si cumplía con 12 acuerdos de productividad, mismos que logró a cabalidad y por los que tenía que sumar a su abultada cuenta bancaria un total de $56,000 millones de dólares que, por el momento, le fueron negados.
Varios de esos accionistas decidieron interponer una demanda en el Estado de Delaware, sede fiscal de Tesla para bloquear este bono a Elon Musk al argumentar que su estrecha relación con Trump hizo caer el precio de las acciones y de los beneficios.
La jueza Kathaleen McCormick dio la razón a este grupo de accionistas y precisó que el paquete salarial de Musk es excesivo, pausando su pago, lo que además arrojó más incertidumbre a la situación de la compañía.
La respuesta de Elon Musk a través de X no se hizo esperar. El empresario consideró que son los accionistas los que deben tener el control de una empresa y no las autoridades.
Tesla, oficialmente, declaró que “el fallo es incorrecto y valor a apelar”. La decisión final podría tardar un año en resolverse una vez entre en el círculo de la Corte Suprema del Estado de Delaware.
