A un mes de tomar las riendas del gobierno de los Estados Unidos, las políticas económicas del presidente electo Donald Trump comienza a salir y con ello comienzan a poner todas las fichas del ajedrez.

Aparentemente Donald Trump no está dispuesto a apoyar la transición electrificada tal y como lo hizo Joe Biden y esto por supuesto parece irrisible si tomamos en cuenta que Elon Musk dueño de Tesla aportó $250 millones de dólares de su propio bolsillo, además de que hizo promoción en eventos de campaña.

De acuerdo con un documento dado a conocer por Reuters revela que el equipo de transición de Trump ya tiene lista una propuesta detallada para implementar el “A, B, C” de la movilidad electrificada los siguientes cuatro años en Estados Unidos.

Entre las propuestas destacadas, el equipo sugiere imponer aranceles globales a los materiales utilizados en baterías, con el objetivo de fomentar la producción local. Posteriormente, se podrían negociar exenciones individuales con países aliados.

Asimismo, este documento plantea redirigir los fondos destinados a la construcción de estaciones de carga a prioridades consideradas de seguridad nacional, como garantizar el suministro de baterías y minerales críticos sin depender de China.

Otro punto relevante es la eliminación del crédito fiscal de $7,500 dólares que ofrece la administración Biden para la compra de vehículos eléctricos.

El posible recorte de subsidios podría tener un efecto en las ventas de Tesla, el principal fabricante de vehículos eléctricos en Estados Unidos. También las estrategias de General Motors y Hyundai tendrían que replantearse, ya que hace aproximadamente un año, ambas marcas por separado habían anunciado que ampliarían su oferta de vehículos eléctricos.

En conjunto, estas propuestas representan un giro radical respecto a la estrategia de la administración de Joe Biden, que históricamente buscó equilibrar el impulso de una cadena de suministro de baterías nacional independiente de China con la aceleración de la adopción de vehículos eléctricos.

Si bien el plan de Trump prioriza la producción local y la seguridad nacional, también podría desacelerar la transición hacia la movilidad eléctrica en Estados Unidos, al menos a corto plazo.

Con las políticas de movilidad electrificada de Donald Trump las ventas en EE. UU. irían a la baja: informe

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