Si bien aún queda mucho por hacer, el Acuerdo de París es un hito en la lucha contra el cambio climático. Su principal objetivo es limitar el aumento de la temperatura global a 1.5°C por encima de los niveles preindustriales y pese a que desde su creación en 2016 ha demostrado su eficiencia, parece ser que, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, su permanencia tal y como la conocemos peligra.
António Guterres, secretario general de la ONU, advirtió que el Acuerdo de París podría “sobrevivir”, pero “mutilado” si EE. UU. vuelve a retirarse, una posibilidad que Donald Trump hizo como promesa de campaña y ahora, ya como triunfado de las elecciones, volvió a replantear.
Esta amenaza, en caso de cumplirse, tiene enormes consecuencias ya que Estados Unidos se ubica como el segundo país que más contribuye al calentamiento global con un 14 por ciento. En primer lugar, se encuentra China con un 30% de las emisiones globales.
Es por eso, que el secretario general de la ONU fue contundente: “la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París significaría una pérdida catastrófica para los esfuerzos internacionales de mitigación climática” y comparó esta posible salida con la amputación de un órgano vital, subrayando que, aunque el acuerdo podría mantenerse en pie, lo haría “mutilado”, perdiendo su fuerza y alcance.
Trump no apoya el Acuerdo de París
La salida de Estados Unidos del Acuerdo de París en 2020, bajo el liderazgo de Trump, ya supuso un serio revés para el tratado. Cuando el país abandonó formalmente el acuerdo, marcó un precedente peligroso: si la mayor economía y uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero se desvinculaba, otros países podrían cuestionar su compromiso.
Joe Biden, apenas al asumir la presidencia en 2021, rectificó la situación reincorporando a EE. UU., lo que brindó un respiro a la comunidad internacional.