En medio de la guerra arancelaria de los principales mercados contra las firmas automotrices chinas, Pekín está pidiendo -en una primera etapa- a su industria paralizar la búsqueda activa de centros de producción en la región de Europa y la firma de nuevos acuerdos con empresas locales.
En este juego de ajedrez, el primer movimiento de China se centra en Europa en medio de repercusiones del viejo continente hacia los vehículos eléctricos provenientes de esta nación asiática tras considerar que tienen subvenciones gubernamentales que promueven una ventaja competitiva.
No obstante, a esta situación, China tiene la presión adicional de su alta capacidad de producción frente a una ralentización en las ventas de vehículos eléctricos en Europa y la escasa demanda de automóviles chinos en el mercado.
Los fabricantes chinos mueven sus fichas
Dongfeng, Chongqing Changan Automobile, un fabricante de automóviles estatal canceló esta semana el acto de presentación de su marca en Europa.
Chery (Chirey en México) anunció el retraso hasta octubre de 2025 en su intención de empezar a fabricar vehículos eléctricos en la planta EbroFactory de Barcelona.
No todos los participantes meten reversa
BYD se muestra desafiante y sigue adelante con sus planes para construir una fábrica en Hungría con la que ayudarse a eludir los aranceles comunitarios. Al tiempo, valora levantar otra planta con una inversión de más de 900 millones en Europa en Turquía.
China responde con aranceles a productos europeos
De momento, Pekín comenzó a aplicar aranceles de hasta el 39% al brandy, que afectan especialmente a Francia, principal exportador de este licor. Precisamente, París fue el país que más apoyó las medidas contra los autos eléctricos chinos.
Asimismo, Pekín tiene abiertas tres investigaciones más: una a los productos lácteos europeos, otra a los vehículos de gran cilindrada y también a la carne de cerdo.