Pese a todo y a pesar de muchos, China entendió mejor que nadie el juego de la movilidad electrificada y ha logrado que los coches eléctricos no sólo hayan alcanzado la ansiada paridad de precios con los térmicos, sino que, en algunos casos, ya son más baratos y competitivos que los de combustión.

Ahora frente a los aranceles de la Unión Europea que se alinean con los de Estados Unidos, China nuevamente encuentra el camino y ha logrado controlar el precio de las baterías eléctricas de los coches, hace décadas representaba casi la mitad del precio final.

Según explica Bloomberg, en los últimos doce meses, China logró bajar el precio el precio de las celdas de baterías de fosfato de hierro y litio (LFP) en un 51%, alcanzando un promedio de $53 dólares por kilovatio-hora (kWh). En 2023, el precio medio a nivel global de estas baterías fue de 95 dólares por kWh.

De acuerdo con Bloomberg esta tendencia a la baja se debe en parte al exceso de capacidad de producción lo que lleva a los fabricantes a reducir precios para mantener su cuota de mercado.

Bloomberg precisa que la producción de baterías en China ya supera la demanda global de vehículos eléctricos (VE), algo que no necesariamente es positivo, toda vez que por un lado dominan las ventas acaparando el mercado y por otro lado una sobreproducción arrincona con los precios a toda la cadena productiva.

Siendo así, en China los precios actuales de las baterías están consiguiendo que los vehículos eléctricos sean más baratos que sus equivalentes con motor de combustión sin tener que recurrir a subsidios o incentivos y esto por supuesto no tarda en permear a occidente, así que aun y con los impuestos proteccionistas, aun los demás fabricantes tienen de frente un importante reto.

China logra bajar dramáticamente el precio de sus baterías y con ello disminuyen en precio de sus coches

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